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Juzgados como reinos

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Los jueces, las cuatro entidades institucionales en las que se dividió Cerdeña a mediados de los mil, eran organismos configurados desde un punto de vista legal como estados reales. En la parte superior de la estructura estaba el juez («iudike, iuighe»), un título normalmente hereditario «de la ley». Los sellos de plomo constituyen una prueba directa del valor legal de este título.

Los sellos ya utilizados en las grandes civilizaciones mesopotámicas y muy utilizados en la Edad Media tenían una función jurídico-diplomática, es decir, como forma solemne de corroboración del documento elaborado en las cancillerías, en el que se asocia el atributo de «rex» al nombre del juez.

De sumo interés es el sustrato legal y cultural que determinó la configuración estructural de los jueces, consistente en una mezcla efectiva de elementos relevantes para la tradición griega (como el uso de la lengua griega, por ejemplo, que evocaba explícitamente la matriz bizantina original del «regnum» judicial) con los de la tradición latina (gracias a la cual se pretendía reafirmar la relación con el mundo romano-imperial y papal) y de un carácter local más cercano.

Sin embargo, no se excluyó la posibilidad de regencias «de facto», a las que se podía acceder principalmente por medios electivos. Este procedimiento se confió a la «corona de logu», es decir, al foro de representantes de los distritos administrativos (los «curadores»).

Las fuentes documentales han conservado noticias sobre los títulos honoríficos de los primeros jueces del Giudicato de Cagliari (arconte de Cerdeña, protospatario imperial, arconte), así como, quizás solo, sus nombres dinásticos atestiguados en las inscripciones griegas: Torcotorio y Getita, Torcotorio, Salusio y Ortzocor, Torcotorio, Salusio y Nispella. Estas inscripciones son técnicamente tales que no dejan lugar a dudas sobre su relevancia en la esfera cultural de la clase dominante, como también sugiere su asociación con esculturas de mármol y decoraciones arquitectónicas utilizadas como mobiliario litúrgico, clasificables como expresiones de una refinada escuela artística bizantina media y, sin duda, hechas por encargo de los propios jueces.

Por lo que respecta a los jueces de Cagliari que siguieron al primero, algunas fuentes (por ejemplo, pergaminos menos oficiales) nos devuelven la atestación de los nombres propios de algunos de ellos en asociación o en lugar de nombres dinásticos como Torcotorio o Salusio. Sabemos que los jueces de Cagliari pertenecían a la familia local Lacon-Gunale. El primer juez de esta casa fue Mariano-Salusio (antes de 1058), seguido por Orzocco-Torcotorio I (1058-89), y luego continuó con la alternancia de un Salusio y un Torcotorio hasta la extinción de la línea dinástica por vía masculina.

La línea dinástica del reino de Torres comienza con Barisone I, documentada en 1065. Los hijos de Barisone I, Andrea y Mariano, dieron origen a las dos casas de jueces lacon-gunales de Torres y lacon-zori de Arborea. De otro hijo de Barisone I, se originó otra casa, la de Lacon-Serra y más tarde la de Bas-Serra, gracias a la relación, que tuvo lugar en 1157, con la casa catalana de Bas-Cervera. Este entramado dinástico atestigua claramente la génesis de los jueces de Torres y Arborea, nacidos evidentemente al emanciparse de los de Cagliari.

En lo que respecta al Juicio de Gallura, existen mayores dificultades para reconstruir la génesis de la formación y la historia dinástica. Este tribunal estuvo bajo el control directo de Pisa desde 1050 (Manfredi es el nombre del primer juez) hasta 1207, cuando tuvo lugar el matrimonio entre Lamberto Visconti y Elena de Lacon-Gunale, sancionando así la transferencia del título a la familia Visconti, que lo conservó hasta 1447.

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20/9/2023 - 11:19

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